
Sostener, soportar, resistir, mantener, sustentar, nutrir…
Y la lista puede seguir. Todas estas palabras nos remiten a la misma: Sostener.
Cuando los días transcurren como una pesada carga.
Cuando las horas pasan sin poderlas retener y la angustia es mi compañía.
Cuando los momentos tranquilos y radiantes parecen haberse alejado de mi.
Cuando los sueños parecen lejanos e imposibles.
Cuando los afectos no son lo que parecían.
Cuando me siento sola.
Cuando no puedo sonreír.
Cuando quiero llorar.
Entonces un pensamiento vuelve a mí.
Palabras de ánimo se arman para dar paso a quietud.
La tibieza del sol de la mañana, me recuerda que nunca estoy ni estaré sola.
Que los sueños siempre son en el preludio del amanecer y que junto con él puede llegar lo que soñé.
Que los afectos se pueden recomponer.
Que ante la soledad puedo ir en busca de Aquel que siempre me espera.
Que mi sonrisa alegra el corazón de Dios, pues el me ama.
Que Él tomara mis lágrimas y las convertirá pronto en gozo.
¿Por qué tengo esta seguridad? Recuerdo claramente lo que dicen los escritos bíblicos:
He aquí, Dios es que el que me ayuda,
El Señor está entre los que sostienen mi vida. Salmos 54:4
Dios es el que sostiene, mantiene, sustenta y nutre mi vida.
Y la lista puede seguir. Todas estas palabras nos remiten a la misma: Sostener.
Cuando los días transcurren como una pesada carga.
Cuando las horas pasan sin poderlas retener y la angustia es mi compañía.
Cuando los momentos tranquilos y radiantes parecen haberse alejado de mi.
Cuando los sueños parecen lejanos e imposibles.
Cuando los afectos no son lo que parecían.
Cuando me siento sola.
Cuando no puedo sonreír.
Cuando quiero llorar.
Entonces un pensamiento vuelve a mí.
Palabras de ánimo se arman para dar paso a quietud.
La tibieza del sol de la mañana, me recuerda que nunca estoy ni estaré sola.
Que los sueños siempre son en el preludio del amanecer y que junto con él puede llegar lo que soñé.
Que los afectos se pueden recomponer.
Que ante la soledad puedo ir en busca de Aquel que siempre me espera.
Que mi sonrisa alegra el corazón de Dios, pues el me ama.
Que Él tomara mis lágrimas y las convertirá pronto en gozo.
¿Por qué tengo esta seguridad? Recuerdo claramente lo que dicen los escritos bíblicos:
He aquí, Dios es que el que me ayuda,
El Señor está entre los que sostienen mi vida. Salmos 54:4
Dios es el que sostiene, mantiene, sustenta y nutre mi vida.
1 comentario:
¡Lindo post mi Gaby! Que siento que refleja parte de lo vivido por mí en este mes que está a punto de pasar, y no me refiero a un mes en sí, sino a ya casi 30 días viviendo un tiempo de convalescencia que no ha sido fácil. Y como tú dices: "Cuando no puedo sonreir". Que tenía que verter todo mi esfuerzo en controlar mis lágrimas para no afligir a mis seres amados, ¡pero he salido! Todavía me faltan días, pero Dios es Fiel, siempre es fiel.
Me ha gustado tu post.
Un abrazo afectuoso y fraterno.
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