
Una vez fui una niña…
Hace varios años que deje de ser una niña.
Con tres hijos a mi alrededor, de ninguna manera podría llamarme niña.
Al menos eso pienso a veces.
Aunque otras veces cuando los escucho, cuando los miro, cuando vienen a mi para que nos abracemos y miremos juntos la tele pienso como me gustaría retener por unos instantes aquellos años en que todo o casi todo giraba a mi alrededor, todo pasaba porque mis padres miraran mi cuaderno, hacer las tareas del hogar con mi mamá, jugar con Andrea, Silvina y Sandra, algunas de mis amigas de mi cuadra…
Con nostalgia a veces pienso cuanto bien me habría hecho en mi niñez conocer a Dios y sentir por medio de mis padres Su Amor.
El amor de Dios lo transforma todo, aun la vida de un niño.
A veces un niño se siente solo, pero si escuchó que Dios lo cuida, pensará en Él y en su pensamiento le dirá que lo proteja.
Otras veces un niño se siente triste, pero si escuchó que Dios lo ama, le dirá a Él que quiere Su Amor, llegará hasta sus padres o un maestro y se sentará cerca de él, porque los adultos muchas veces reflejamos el amor de Dios.
Las mas de las veces los niños están contentos, emocionados, alegres, activos, sonríen, juegan, corren, cantan, bailan… entonces llegan hasta nosotros para jugar, bailar, correr, cantar y nosotros nos quedamos allí sin saber que hacer o que decir.
Pensamos como adultos, pero quisiéramos ser como niños…
Dicen los escritos bíblicos que solo quienes se vuelven como niños podrán entrar Su Reino.
Volvernos como niños no es hacer cosas de niños, sino tener la fe que tiene un niño, el valor y perseverancia, que sabiendo que sus padres no siempre quieren jugar con ellos, contarles un cuento, cantar o hacer una riquísima comida, ellos, lo piden una y otra vez, esperando que su deseo se cumpla naturalmente.
Mis pensamientos van de un lado a otro buscando la conexión entre mi niñez y la de mis hijos. Poco se encuentran. Pero no importa. Mi deseo es que ellos y todo niño que esté cerca de mí, disfruten de todo lo que Dios les quiere dar como amor, ternura, amistad y Vida Eterna.
4 comentarios:
Gostei tu blog.
Pero que lindo es también, a veces, hacer cosas de niños.
Saludos.
No mas adultos amargos! a ser todos "como" niños!!
Mi amada Gaby, aún siendo adultos podemos conservar esa candidez de la infancia. ¡Sí se puede!
Excelente reflexión y enfoque con respecto a lo de "ser niños" según la Biblia.¡Sigamos siendo niñas!
Besitos. Chuick :]
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