sábado, 26 de marzo de 2011

CUMPLEAÑOS Nº 11


Hoy Guillermina cumple once años.

¡Con cuantas ganas esperó este día! Casi parecía que no llegaba nunca el último día del mes, que precisamente era el último día del año.

Pero allí estaba su día, el sol la acompañó desde muy temprano e iluminó toda su habitación haciéndole saber que un caluroso día de verano la esperaba además de muchos regalos y múltiples festejos. (Porque no nos olvidemos que Guillermina nació un día de gran fiesta, el ultimo día del año, ese que se conoce como “fin de año”).

Aunque a ella le gustaba mucho cumplir años (a quien de los chicos no), había algo que la fastidiaba bastante y era la mezcla que se producía en su día: amigos y familiares saludándola por el fin de año y el año nuevo, y también por su cumpleaños. Ella estaba decidida a que ahora que tenía once años, elegiría otro día para que sea su cumpleaños, (aunque esto no sea constitucional, es decir no figurara en su documento de identidad) porque estaba bastante cansada de no ser la figura principal en las reuniones familiares que en ese día de celebraban.

Mientras tomaba una riquísima chocolatada con biscochos, que era su desayuno preferido desde que… se acuerda (esto sería algo así como desde los cuatro años), pensaba en como le comunicaría a su familia la decisión que había tomado:
-Mamá, Papá, este día no será mas mi cumpleaños, desde el año próximo los cumpliré cuatro días antes… Pero pensándolo bien ¡no puede ser!, por que ese día los cumplía su abuela. Bueno tres días antes, aunque tampoco podía ser, porque ese día era el cumpleaños de su primita. Dos días después, pero ¡no! , no puede ser, porque ese día los cumplía otro primito… ¡Qué barbaridad!, pensaba: soy la mayor de los primos y la mayoría me ha quitado el privilegio de tener una fecha de cumpleaños exclusiva…

La chocolatada estaba riquísima y ni hablar de los biscochos y como era su día, podía quedarse en la cama todo el tiempo que quisiera y hasta tomar otro desayuno, si lo pedía, fue así que poco a poco se quedó nuevamente dormida.

El día nuevo para celebrar su cumpleaños no podía ni tenía que estar lejos del día original porque sino después tendría problemas con los signos (aunque ella no creía ni jota en todo eso), ni tampoco podría ser en el mes próximo porque sino todos después pensarían que era mas chica de lo que realmente era, tampoco tantos días antes, por que se mezclaría con las otras celebraciones, como navidad, despedidas de años, graduaciones, había que pensar para cuando fuera mas grande también…

De pronto como en un sueño, chispitas multicolores bailaban sobre su desparramado cabello negro. Muchas, muchísimas, tal vez cientos o quizás miles de chispitas regalándole algún deseo mágico que solo las hadas pueden obsequiar.

Admirada por tanta belleza, esperaba ansiosa la aparición de Primavera o alguna otra hada conocida por ella. Paso un rato, que a Guillermina le pareció un tiempo largísimo, cuando volando (pero despacito) apareció una hadita que la saludó con mucha alegría y le dijo:
- Buen día Guillermina, ¡Feliz cumpleaños! Como hoy es el último día del año todas las hadas del mundo hemos salido a regalar un deseo a todos los que cumplen años.

Demás está decir la emoción, la alegría y las cosquillas que Guillermina sintió en su corazoncito disconforme por su problema de cumplir años en el último día del año. No preguntó que tenía que hacer, solo dijo que ya sabía lo que quería.
- Rápido, rápido, cuales son las palabras que tengo que repetir para cumplir mi deseo- dijo Guillermina.

Alelí (el hada) le recordó que era uno solo el deseo, que tal vez nunca más se presentaría un hadita ante ella ( pues se estaba haciendo más grande) con tamaño regalo, que pensara muy bien lo que iba a pedir, ella además había traído un catálogo con los mas hermosos deseos entregados por ella misma. Guillermina no reparó en los colores del folleto, ni en la belleza de los deseos cumplidos. Solo insistía en saber las palabras mágicas para hacer su deseo realidad. Entonces ante la insistencia de Guillermina, Alelí saco una larguísima lista de números y le dijo:
-Veamos… mil novecientos noventa y … a tu año de nacimiento le corresponde el deseo para volver una a una todas las cosas atrás.
Tus pasitos se den vuelta,
Dos pasos más tres hacia atrás.
Y sin pensarlo un instante
Lo que quieras ahora se hará”


Guillermina no pensó mucho en las hermosas palabras del hechizo, solo escuchó tus pasitos se den vuelta…, listo dijo, -quiero volver al día anterior de mi nacimiento, quiero nacer ese día y no otro.

Pero como en todo contrato de deseos, había letras muy chiquitas que Alelí no hizo tiempo a leerlas por la impaciencia de Guillermina. Aún así había algo que hacer antes de apropiarse del deseo y era espiar como por el ojo de la cerradura, que pasaría si ese deseo se cumpliera. Estamos en el tercer milenio, le dijo el hadita a su nueva amiga.

Fueron segundos, pero a Guillermina le parecieron los once años que acababa de cumplir. El día anterior a su nacimiento, nadie recordaba cuantos días faltaban para su probable nacimiento, toda la familia, incluida su ingrata madre estaban tan ocupados por la celebración de fin de año, que habían guardado bien atrás el moisés, el bolso con la ropita, la caja de los perfumes. Los souvenires de nacimiento aun no estaban listos, los papeles de la obra social se habían extraviados y nadie se ocupaba en buscarlos. Hasta le pareció escuchar desde dentro de la panza de su mamá como le decían los tíos y abuelos, -no se te ocurra nacer mañana…

Claro Guillermina no pudo soportar la indignación y la ingratitud familiar. Ella era la primera nieta y sobrina luego de siete largos años. ¿Cómo le podían decir aquello? ¿Qué pensaban, que ella no escuchaba? Estaban equivocados.
A punto de gritar, (no de llorar por que eso no se lo permitiría en el día de su cumpleaños) empezó a repetir el deseo para volver una a una todas las cosas atrás.
“Tus pasitos se den vuelta,
Dos pasos más tres hacia atrás.
Y sin pensarlo un instante
Lo que quieras ahora se hará”

De pronto sus hermanos, con el resto de la familia invaden la habitación con los regalos esperados. Guillermina dormida como un tronco repetía una y otra vez las palabras del deseo hasta que los saltos de sus hermanos sobre ella la despertaron y no tuvo más remedio que contar a su “ingrata” madre su sueño…

Desde que se acuerda Guillermina había escuchado de la boca de toda su familia, como había sido esperada y querida desde que estaba en la panza de su mamá, de cómo fue el día anterior a su nacimiento, como su mama limpio toda la casa y acomodó su habitación por si ella nacía el último día del año, la mañana de domingo 31 de diciembre antes de que ella asomara su cabecita al mundo, muchos amigos y familiares ya estaban preparando los regalos para el instante en que fuera dada la noticia: “¡Nació, Guillermina, nació!” . Nada de lo que había visto era como había sido…

Guillermina abrió los regalos y las cartitas que eran muchos como siempre. La alegría era tan, tan grande que ya no se acordaba del deseo de elegir otro día para su cumpleaños. Cuando por fin abrió el último regalo que por cierto era muy pequeñito, completo su alegría (al menos por ese día). Era su aparatito para escuchar música y antes de que su papá le dijera que tenía toda la música que le gustaba y otras también, apretó un botoncito y escuchó una melodía muy pegadiza y alegre …

“Tus pasitos se den vuelta,
Dos pasos más tres hacia atrás.
Y sin pensarlo un instante
Lo que quieras ahora se hará”

…para Guillermina de tu nueva amiga Alelí.
Si, claro que se sorprendió, pero luego pensó: solo ha sido un sueño…







2 comentarios:

Unknown dijo...

Bellisimo Gagi!!! me encanto!!! Te bendigo... Val-

Isa dijo...

¡Pero, qué hermoso! Me he sentido muy complacida al leerlo.
El Señor te continúe bendiciendo.