Jesús
le contestó:
“En
verdad te digo que el que no nace de nuevo
no
puede ver el reino de Dios.”
Nicodemo
Le dijo: “¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo?
¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y
nacer?”
Jesús
respondió: “En verdad te digo que el que no nace de agua y
del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es
nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu,
espíritu es. No te asombres de que te haya dicho: ‘Tienen que
nacer de nuevo.
San
Juan 3:3-7
Hoy
cumplo años...
Ni
uno, ni quince, ni treinta, ni cuarenta. Porque el cumplir esos años
ameritan en esta época hermosas fiestas en compañía de familias y
amigos, ya que marcan momentos muy especiales en la vida de una
mujer.
Tengo
cuarenta y cuatro. Pero hoy cumplo veintiocho años. ¿Cómo es
posible? ¿Acaso morí y volví a nacer? ¿Acaso tuve una nueva
oportunidad?
¡Sí
! Eso fue posible. Volví a nacer. Tuve una nueva oportunidad.
Un
día de octubre, veintiocho años atrás y luego de mucho tiempo de
espera, mi Padre escuchó el nombre de su nueva hija: ¡Gabriela,
nació! Y hubo tanta alegría en Su Casa, tanto como la hubo en la
mía, cada vez que llegaba una nueva hija o un nuevo hijo …
Un
día de octubre, veintiocho años atrás, las palabras más hermosas
que una persona puede escuchar resonaron con fuerza en mis oídos y
en mi corazón: "Tu Padre te ama tanto y te está esperando con sus
brazos llenos de amor"
Un
día de octubre, veintiocho años atrás escuché la historia real
del amor de Dios hacia la humanidad. Las palabras: “Porque de tal
manera amó Dios al mundo que ha dado a su único hijo a Jesús para
que todo aquel que en él crea no se pierda, sino tenga vida
eterna", irrumpieron en mi vida y la cambiaron para siempre.
Ese
día de octubre, 25 de octubre de 1985, era sábado y en la noche,
nací por segunda vez. Ese nacimiento fue a una vida de fe en Dios
que me creó y en Jesús quién me dio la Salvación.
Mi
vida, como todas tiene un pasado que no pude cambiar, tiene un
presente que anhelo cada día sea mejor que el anterior y tiene un
futuro lleno de esperanza.
Aquel
día en que volví a nacer, mi pasado no cambió, mi presente cambia
día en día, pero lo que cambió para siempre fue mi eternidad.
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