domingo, 14 de febrero de 2010

14 de febrero

No voy a escribir sobre el origen del día de hoy, ni tampoco contar una historia de amor.

Voy a escribir sobre lo significa el amor o el hecho maravilloso de enamorarse. O al menos lo intentaré.

Como habitante de la gigantesca aldea virtual pero con domicilio, imagen, voz y sentimientos reales no puedo menos que asombrarme sobre como en algunos lugares comunes se expresan sentimientos y virtudes sobre el amor.

Hace pocos días leí la siguiente frase: Unite al grupo: “A mi no me conquista nadie, yo me enamoro sola”. Sabemos que estos grupos a los que cualquiera de nosotros podemos “unirnos” circulan por lo menos en una de las redes sociales más visitadas del planeta.

Me pregunté:
· ¿Qué significado tendría para una mujer esa afirmación?
· ¿Es que el amor es solo una cuestión personal?
· ¿No era que para enamorarse se necesitaban dos personas?
· ¿Cómo fue cuando me enamoré?
· ¿Qué hizo la persona que hoy es mi esposo para “conquistar” mi corazón?
· ¿Fui una tonta por dejarme conquistar?

Traté de pensar en la palabra conquista con todo su peso. Vinieron a mi mente una catarata de términos: como avasallamiento, invasión, batalla… No me gustó.

Pero lo cierto es que cuando pensamos en “conquista” en el contexto del amor la cosa cambia. No es avasallamiento, ni invasión, ni batalla.

Es entrega de corazones…
Es una invitación a descubrir lo que atesoran los corazones que se enamoran…
Es un momento de paz que perdura con el tiempo…

No pude menos que recordar las palabras del libro que indica mi rumbo a seguir, que guía mi corazón y de la persona que me conquistó: La Biblia, allí están registradas estas palabras.

El que ama tiene paciencia en todo, y siempre es amable.
El que ama no es envidioso, ni se cree más que nadie.
No es orgulloso. No es grosero ni egoísta. No se enoja por cualquier cosa.
No se pasa la vida recordando lo malo que otros le han hecho.
No aplaude a los malvados, sino a los que hablan con la verdad.
Hay tres cosas que son permanentes: la confianza en Dios, la seguridad de que él cumplirá sus promesas, y el amor. De estas tres cosas, la más importante es el amor.

Me preguntó y te pregunto:
¿A vos te conquistaron o te enamoraste sola?...

3 comentarios:

Fran dijo...

No quiero ser como Narciso, el personaje que se amaba a si mismo es mejor de a dos y la conquista tambien mutua, diaria y constante.

Isa dijo...

¡Hola, Gabriela! Entiendo perfectamente la frase que has puesto, porque para mí es muy cierta. No necesito que hagan nada para enamorarme (no de mí misma como Narciso, je,je) sino que ahí es donde radica el misterio del amor y también el que muchísimas veces no podemos explicarlo. ¿Por qué me enamoré? ¡Ups! Como diría el poeta: "...Yo te quiero mujer porque te quiero, no existe otra razón para quererte." ¿Increíble, no?
"Dios me amó", ¿porqué? si no había nada bueno en mí y tampoco había hecho nada para que me amara. Algún día lo comprenderemos.
Lindo post preciosa amiga.Digo: "Lindo"- porque me gustaron tus letras, y "Preciosa" porque ya vi tu foto, y también tus niños son hermosos)
Recibe un abrazo afectuoso y fraterno desde mi Mexico querido.

Isa dijo...

Oye,Gabriela, ¿cuándo cumples años? porque me gusta celebrarlos en el manantial.
Besitos.