sábado, 19 de junio de 2010

La máquina del tiempo...

Hace unos días una querida amiga que vive en España estuvo haciendo una encuesta a padres cuyos hijos ya hubieran pasado por la edad preescolar.

Por si no lo saben ya he pasado esa etapa. Mis hijos tienen 8, 10 y 14 años.

En ese encuesta me propuso hacer “un viaje y volver al pasado en una máquina del tiempo”. Para hacer ese viaje me propuso una consigna por medio de una pregunta:
“¿Qué harías de manera diferente con tus hijos durante su etapa preescolar?”

Consciente de que tal máquina solo existe en las películas y que el tiempo transcurrido es como agua en nuestras manos, me dispuse a compartir estos pensamientos.

Si pudiera volver al pasado en una máquina del tiempo haría diferente lo siguiente:

o Trataría de tener presente o de creer a las otras mamas cuando te dicen que esos años maravillosos previos a la escuela primaria son únicos. Así de sencillo pero difícil de comprender cuando tienes dos o tres hijos en esa edad. Durante esa etapa queremos que los años pasen pronto. Ahora que ya están más grandes me gustaría haberlos aprovechado mucho más.
o Entonces les contaría todas las noches una hermosa historia y no solo cuando ellos me lo pidieran.
o Jugaría más tiempo y no solo cuando ellos me lo pidieran.
o Cocinaría con más cariño todo tipo de comidas ricas y no solo de vez en cuando.
o Traería más niños a mi casa a que jueguen con los míos y también hablaría más con sus mamás para hacer catarsis.
o Recurriría mucho más a Dios para encontrar en Él la paz necesaria para criarlos y enseñarlos con amor.
o Me enojaría menos, sonreiría más. Dejaría pasar los días con mayor felicidad.
o Si pudiera volver atrás, no trabajaría fuera de casa durante esos tres o cuatro años. Trabajar y criar niños en edad preescolar es muy desgastante (al menos lo fue para mi), sobre todo con mi profesión (maestra de niños en edad preescolar y escolar).

Criar a mis tres hijos y pasar la etapa preescolar fue maravilloso. Trabajé mucho en ello y además trabajaba fuera de casa. Pero como tal máquina no existe, me llena de felicidad recordar que:

o Disfrute de hacer de cada enseñanza una canción, para lavarse la manos, para lavarse los dientes, para que no peleen entre ellos, etc, todo pasaba por una canción.
o Disfrute mucho de salir a pasear a los parques y a las plazas, (hoy están muy de moda los Shopping con sus cines y salas de entretenimiento, pero donde no entra un rayo de luz solar o donde no se respira el olor a tierra o pasto verde). Todos los domingos por la mañana salíamos con sus bicis chiquititas, o triciclos a andar el parque, la avenida o los lugares cercanos a nuestro río.
o Disfrute cada semana llevándolos a su clase bíblica, estaba con ellos cuando tenían uno o dos años y no querían quedarse solitos. Eso ayudó a que hoy con la edad que tienen no quieran perderse una clase dominical.
o Disfrute mucho enseñándoles a amar a Dios, a creer con todo su corazón que su mamá los ama hasta el cielo, pero que mayor es el amor de Dios.
o Disfrute enseñándoles a preparar ricas comidas, como milanesas (con mi hija mas grande cocinamos desde que tenía tres añitos) y biscochitos.
o Disfrute mucho recortando y pegando cientos de figuritas en hojas blancas, en cuadernos nuevos, en tarjetas para nuestra familia...
o Disfrute mucho pegando sus dibujos por toda la casa, y por todos los muebles, hoy tengo cajas llenas de esos dibujos.
o Disfrute mucho abriendo enormes cuentos que yo misma hacía con mis manos.
o Disfrute mucho enseñándoles a amar y respetar a sus hermanos, sus abuelitos, sus primos, tíos y demás personas que están cerca de nosotros.
o Y la lista no se agota…

Hoy mis ya están mas grandes y estamos atravesando otra etapa. Disfruto también de ella.

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