jueves, 13 de enero de 2011

Formando niños que amen a Dios


2º De la boca de los niños... escucharás el Si!

Compartiendo las verdades del evangelio con los mas pequeños de la casa.


Si hay algo que fascina a los niños en la edad preescolar es que le contemos historias, les leamos cuentos, inventemos sin fin de historias que ellos nos harán repetir noche tras noche, tardes de lluvia, sin dejar atrás ni hasta el último detalle...

Es fundamental que esta característica de los niños sea muy tenida en cuenta por todas las mamás que con cariño quieran enseñarles las verdades del evangelio de Jesús a sus hijos.

Estas verdades tienen que ver con principios básicos de la fe cristiana:
el amor de Dios manifestado en su naturaleza, cuidado y provisión para con nosotros,
el pecado que ofende a Dios y nos separa de El,
la muerte de Jesús en la cruz por nuestros pecados,
el creer que Jesús es el Hijos de Dios y recibirle en nuestro corazón y
por último la seguridad de que soy salvo y de que nada ni nadie podrá separarme de su amor.

Como primer aspecto fundamental es hablarles a nuestros hijos cada día de Dios y de su amor. Asegurarle que nos ama, nos cuida, que hizo todo lo que vemos en la naturaleza, que le provee de aquellas cosas que un niño necesita como una familia, amigos, y también los alimentos y todo lo que nuestro hijo tiene en su casa. Nuestros pequeños deben escuchar y saber que todo lo que tenemos es gracias al amor de Dios.

Las salidas al aire libre, a una plaza o un parque es un momento ideal para recordar que Dios se manifiesta por medio de su creación, el sol que calienta nuestra cara, los pastos donde podemos jugar, los árboles donde los pájaros hacen su nido, las flores que nos inundan con su perfume, el cielo que nos alegra cuando está claro y celeste... Son todas afirmaciones que nuestros niños pueden entender desde muy chiquitos y que nos ayudaran a crear en él sentimientos de agradecimiento y admiración hacia la persona de Dios. Nuestros niños querrán conocer a ese Dios que hizo tantas cosas hermosas. Entonces debemos decirles con toda sinceridad que Dios nos escucha y nos ve, pero nuestros ojos no pueden verlo a El, pero asegurarle que Dios siempre está con nosotros.
Todas estas verdades no podemos decírselas de una vez y todas juntas. Recuerda: es cada día, cada noche, cuando salen, cuando llegan, de a poco, pero constantes y desde que nacen. Si no lo hiciste hasta ahora y tus chicos tienen uno, dos o tres años siempre es el momento ideal para comenzar a hablarles de Dios y de su amor.

Otro aspecto a tener en cuenta es el pecado que ofende a Dios, que no le agrada y que nos separa de El. Para hablar del pecado con los chiquitos vamos a ir refiriendo pequeñas historias donde a personajes les ocurran cosas igual a él, cometa errores iguales a los de él y de esta forma logrará identificarse. Desde que son niñitos de uno, dos o tres años, ellos van conociendo el significado del no, cuando le decimos no toques, no agarres, no grites, no digas palabras feas, no pegues, y él lo hace. Eso es desobediencia, desde muy temprano ellos hacen esas cosas y a la edad de tres o cuatro años podemos decirle con verdad, que lo que hace no nos agrada a nosotros sus padres y mucho menos a Dios. No vamos a darles sermones cada vez que haga algo mal, pero si una travesura es muy grande, si podemos decírselo, mientras tanto busquemos ejemplos donde ellos se vean reflejados. No podrán decirlo con todas las palabras por supuesto, pero si lo irán percibiendo poco a poco, poco a poco.

Si hay una verdad que los niños tienen que conocer es que Jesús el hijo de Dios, El Salvador, y es la única persona que puede acercarnos a El. Por ello todo lo que le hablamos a Dios lo hacemos en nombre de Jesús. Jesús tiene que ser un amigo para nuestro hijo, un gran héroe. Es aquí donde las historias y no cuentos nos ayudarán a transmitir la verdad fundamental de la fe cristiana. Contarles a nuestros hijos sobre los milagros que Jesús hizo hará que ellos se maravillen de este “héroe”, al que no se le van los poderes cuando apagamos la televisión o cuando finaliza la historia.

No pensemos a esta altura que esta etapa solo queda en manos de la enseñanza en las iglesias o colegios con orientación cristiana. Los llevamos cada semana con nosotros al templo para que escuchen de Dios y de Jesús, es cierto, es muy bueno, van conociendo que la vida en comunidad y con una familia que también ama a Dios es muy bonito estar, pero somos nosotros sus padres los que tenemos la responsabilidad mayor.

Estas enseñanzas dadas con cariño la mayor parte de sus años de preescolar preparan el corazón de tu hijo para el momento oportuno. ¿Cuál es ese momento? El momento en que tu niño de cinco, seis o siete años, comprende que Dios lo ama, pero que su pecado lo aleja o lo separa de El, pero que Jesús, su gran amigo y su héroe aceptó morir en la cruz para que el pueda tener amistad con Dios. Un niño de esa edad puede creer en ello y lo mejor puede recibir el perdón de Dios por sus pecados y ser salvo.

Es maravilloso llevar a los niños a los pies de Jesús, escucharlos preguntar ¿Jesús murió en la cruz por mí? ... Darles la seguridad de que ese acto fue posible solo por El amor de Dios, trae la convicción de pecado y la necesidad de recibirle en su corazón.

Nunca es demasiado temprano, ni nunca es demasiado tarde. Hoy puede el día en que empieces a formar discípulos de puertas adentro. Hoy puede ser el día en que escuches decir a tu hijo: Si! Quiero que Jesús sea mi salvador. Amen.

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